miércoles, 11 de enero de 2012

La Mina de Sal



Cuentan que había  una mina de sal en las afueras de Moyobamba. Esta mina tenía “madre”, la cual se presentó un día de forma de una viejita haraposa a la casa de una señora que estaba preparando tortillas de yuca.
Pidió a la señora que le diera un pedacito para probar su sal; la señora accedió y la viejecita introdujo el trozo de tortilla en la boca y la probó, luego comprimiendo la nariz, arrojó la mucosidad sobre la masa de yuca que estaba en el batán, diciendo que le faltaba sal.
Entonces la dueña de la casa se enojó y la echó fuera insultándola de cochina. La vieja al salir de casa dijo resentida: “No me quieren, tendré que ir muy lejos y allá me buscarán” y se marchó.
Ellas no comprendieron el sentido de las palabras pronunciadas por la vieja ni se dieron cuenta quién era. Pero en la noche, la señora de la casa soñó que aquella viejecita era la “madre de la sal”.
Luego que pasaron algunos días, fueron como de costumbre a la mina a traer sal y no encontraron, entonces regresaron afligidos.
Cierto día unos cazadores se internaron en la selva en busca de animales y encontraron la mina de sal al pie de un cerro, muy distante del sitio en que estuvo anteriormente y hasta hoy la mina continúa en ese lugar.

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